Archive for marzo, 2013


pecado
Sólo en la medida en que nos encontremos podremos ser felices. Por eso Borges, al reflexionar sobre su vida, concluye: “He cometido el peor de los pecados: no he sido feliz”.
¿Por dónde empezamos?
¡Así! Empiece preguntando. Si no tenemos sed, nunca encontraremos el agua, porque aunque la halláramos, no sabríamos qué es.
¿Y después?
Estudiar.
¿Para qué?
Estudiamos para estudiar. Estudiar es el para qué. Es el fin. El estudio es inherente al judaísmo y a la cábala. Sólo el estudio te permitirá descubrir quién eres; cuál es tu misión aquí y llegar a ser feliz al cumplirla.
Pues -Borges- estudiar, estudió un montón.
Lo suficiente para darse cuenta al final de que la erudición no basta. Estudiar sólo es el primer paso, después debes transformar lo aprendido en vida, en tu vida…Por eso, Maimónides aconseja: “Búscate un maestro, aunque sepa menos que tú”. Porque al aprender, abrirás tu lado femenino. Te abrirás. Y así cuando por fin encuentres a un maestro del que puedas aprender, ya estarás abierto a la verdad.
Extracto de una entrevista con Daniel ben Itzjak,rabino estudioso de la cábala. La Vanguardia.

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Dibujo

 

estaciones

“Debido al movimiento de la Tierra alrededor del sol, experimentamos los ritmos estacionales en forma de diferentes cambios bioquímicos en nuestro cuerpo y mente. Por eso somos más propensos a enamorarnos en primavera o a deprimirnos en invierno. Las personas que padecen un síndrome conocido como desorden afectivo estacional se deprimen en invierno pero mejoran al ser expuestos a la luz solar. Los cambios estacionales no sólo afectan a la bioquímica del cuerpo humano: afectan a la de los árboles, las flores, las mariposas, las bacterias y todo lo que está presente en la naturaleza.”

“Una de las lecciones del cuerpo mecánico cuántico es que los límites exteriores de una persona no están en su piel. Su existencia se extiende hacia afuera, hacia toda la naturalza. Por eso nuestro cuerpo cambia con las condiciones del tiempo, presiente la lluvia en los huesos o se torna perezoso en los primeros días primaverales.”

Deepak Chopra

Puente

buda4

 

¿ Religión o Mito?

mito o religion

Vivimos en una sociedad globalizada y en crisis, en una decadencia constante de todo aquello que conformó nuestros originarios paradigmas. La civilización se ha sustentado en creencias que responden a nuestros miedos, angustias y reprimidas visiones de lo concreto; construcciones ideológicas, y por que no, idealizaciones de un mundo mejor, bajo un sueño esperanzador, que nos de tranquilidad a eventos “desafortunadamente” venideros; la muerte. Es antropológicamente explicable el fenómeno de referirnos a deidades superiores al enfrentarnos a fenómenos inexplicables.

Sin embargo, Religión y Mito, son términos que personalmente debemos incluir a nuestra consciencia, y simultáneamente a nuestra búsqueda del yo; ¿De donde vengo? ¿Quien soy? y ¿A dónde voy?. Lo que personalmente aconsejo hacer es: Desplegarnos del pasado, cortar con lo que nos ha transmitido la familia, la sociedad y la cultura, de esta forma es posible reencontrarnos con nuestra esencia lisa, con el ser esencial, y darnos el tiempo, la quietud y darnos la oportunidad de apagar las luces de todo para que en la oscuridad podamos ver la luz que sale desde nuestro interior.

Así, es muy probable que te reencuentres contigo mismo, y borres cada cosa que se te fue inculcada año tras años al avanzar tu vida. Sea mito o religión, la respuesta no está en el termino que la encasille, sino, en el sentimiento que nazca de lo que eres, tu identidad pura, tu ser sin otros seres que la otorguen, tu ser puro y esencial, tu viaje persona al dios interior.

Gonzalo Tamayo

¿Quien Soy?

xenia

Estudios concluyen que escuchar música de Mozart nos hace (brevemente) más inteligentes, pero no es el único tipo de música que estimula respuestas cognitivas mejoradas.

Muchos han oído que escuchar música clásica nos brinda una inteligencia, de alguna forma, superior, y que el efecto estimulante se multiplica cuando bebés la escuchan. En la década de los noventa se popularizó la teoría de que escuchar Mozart incrementaba la inteligencia de los bebés que la escuchaban. Salieron a la venta productos que facilitaban este proceso así como artefactos que permitían que fetos escucharan música.

Tiene sentido, no es tan difícil imaginar que al escuchar la música de un genio abriremos de alguna manera un espacio nuevo en nuestras mentes para almacenar conocimientos. La popularización del efecto Mozart no requiere demasiados argumentos, sin embargo en la década de los noventa, los tenía. Había un estudio, conducido por la Universidad de California Irvine, que probaba que escuchar música de Mozart ayudaba a mejor las habilidades cognitivas de las personas. El problema con la publicación original del estudio es que se popularizo y sobre-interpretó; el “efecto Mozart” como tal, no se menciona, los participantes eran adultos y además no fue un estudio muy minucioso ya que solo contaba con 36 universitarios como participantes.

El experimento demostraba que estudiantes que escuchaban música de Mozart cumplían de mejor manera tareas donde tenían que imaginar formas y por unos 15 minutos después eran mejores en pruebas donde tenían que predecir la forma que tomaría un papel doblado una vez desdoblado. Básicamente probando que el efecto rara vez duraba más de un cuarto de hora, no toda una vida.

De cualquier manera las personas empezaron a especular en cuanto a qué era exactamente en la música de Mozart que causaba este efecto. Siguiendo esa línea de investigación muchos estudios empezaron a comprobar que no era solamente la música de Mozart la que estimulaba al cerebro, sino también la de Schubert, y lecturas de novelas de Stephen King, sugiriendo que no era la música lo que estimulaba pero el interés y atención prestada.

La mayoría de los estudios anteriores solo experimentaban los efectos en el cerebro adulto y no fue hasta el 2006 que una investigación Británica estudió el efecto de la música en ocho mil niños. Tenían que escuchar diez minutos de Mozart o una secuencia de tres canciones del grupo Blur “Country House,” “Return of the Mack,” y “Stepping Stone” de PJ and Duncan. Sorprendentemente a los niños que escuchaban las canciones Pop les iba mejor en las pruebas que aquellos que escuchaban Mozart. Probando que la preferencia personal podría influenciar de alguna manera.

Escuchar a Mozart o música Pop no hará a sus hijos más inteligentes, pero tampoco les hará daño y quizá inicien un romance con el arte de la música. Sin embargo sí existe una manera de mejorar las habilidades cognitivas a través de la música y es aprender a tocar un instrumento musical. Jessica Grahn, de la Western University in London, Ontario, explica que un año de clases de piano, complementadas por práctica regular puede incrementar el IQ por hasta tres puntos.

Escuchen música por amor al arte, no porque sientan que es una herramienta que los dotará con una mente brillante de la noche a la mañana. Los dejamos con el concierto de piano número 27 de Wolfgang Amadeus Mozart: